¿Cómo son tus líderes y tus equipos? ¿Cómo se comunican? ¿Saben escuchar? ¿Fomentan la participación y la colaboración? ¿Crean espacios para que surja la creatividad? ¿Saben organizarse? ¿Distinguen lo prioritario de lo importante? ¿Cómo se desempeñan bajo presión? ¿Delegan? ¿Se adaptan? ¿Son flexibles?
Sí, lo sé, son muchas preguntas y depende de qué líder y/o qué equipo estemos hablando las respuestas podrían variar abismalmente. Los ambientes laborales son diversos, las personas son únicas y la interacción entre ellas también lo es. Sin embargo, esta mini explicación de las dinámicas de interacción que revelan por qué es tan complejo responder a los interrogantes del inicio, no puede ser una excusa para ningún directivo. Necesitamos adentrarnos en ellas, explorarlas, visualizarlas y trabajarlas. Mirar hacia otro lado o ir “a ciegas” supone un altísimo coste para el crecimiento y desarrollo del negocio.
De alguna manera, si no podemos tomar una foto de cómo está el liderazgo, la comunicación o cualquier otra competencia vinculada a la gestión laboral, difícilmente podrán los directivos tomar decisiones (inteligentes) sobre qué hacer y en qué aspectos es necesario trabajar. ¿La parte negativa de abordar estos aspectos para sacar conclusiones? Probablemente, los métodos tradicionales, teóricos y monótonos. Y agrego, a título personal, muchos de ellos altamente manipulables. ¿Las alternativas? Muchas. Sobre todo aquellas que invitan a las personas a moverse de su zona de comodidad, a verse en otro entorno e, incluso, a poner de manifiesto todas sus competencias en una actividad que -aparentemente- poco o nada tiene que ver con su rol empresarial.
De eso se trata el proyecto Despierta al Pádel diseñado por el equipo de profesionales de Despierta by CDR, que fue concebido como mucho más que un happy day. Efectivamente, se trata de un día distinto, divertido y desestructurado, pero también supone una jornada de aprendizaje altamente efectiva en lo que se refiere a la identificación, desarrollo y crecimiento de las competencias de los participantes y a la transmisión de valores.
En otras palabras, es una actividad lúdica, aunque pone en juego diferentes dinámicas íntimamente ligadas a las competencias y al desempeño laboral. ¿Y qué pasa cuando permitimos que las competencias emerjan en escenarios diferentes? Sobre todo, que eliminamos aquello de la manipulación. Cuando una persona o un equipo está realizando una dinámica, pero desconoce en todo o en parte la asociación de ella con el rol y/o el puesto de trabajo, no sentirá la necesidad de reprimir, manipular y/o actuar o sobreactuar. Fluirá con el juego y el mismo clima y la compenetración en el torneo harán que la versión más auténtica de cada uno se exprese con naturalidad ante cada situación.
Por ejemplo, desde el inicio de la jornada los comportamientos individuales y del equipo son observados por profesionales. ¿Quién elige a quién? ¿Qué priorizan en la elección: ganar, pasarla o bien, ambas cosas? ¿Cómo se sienten aquellos que no son elegidos entre las primeras opciones y cómo se manifiestan los que son elegidos al inicio? ¿Cómo se lleva adelante el debate de cada equipo sobre la estrategia a seguir al formar las parejas?
En esta dinámica planteada -que es sólo el inicio de la actividad-, ya quedan en evidencia muchos aspectos sobre el liderazgo, la comunicación, la organización, la planificación y la participación. La diferencia es que los participantes no lo saben y, aunque pudieran intuirlo, la concentración en el juego les fijará la atención en lo que está sucediendo en ese instante. Y así, en cada uno de los momentos en los que transcurre la actividad.
El happy day que dará qué hablar.
Y no sólo entre los participantes y en los días posteriores. Como habíamos mencionado, este programa va mucho más allá de un mero día de disfrute (aunque también lo es). Al final de la jornada Despierta al Pádel, los profesionales intervinientes tendrán mucha información relevante que elaborar a partir del material observado y recopilado. Esto es “oro en polvo” para los directivos que desean dejar de “ir a ciegas”, básicamente porque les permite poner luz sobre las fortalezas y los talentos con las que cuentan y les permite identificar, gestionar y tomar acción sobre las áreas de mejora individuales y del equipo.
En cualquier caso, los directivos obtendrán una foto para saber dónde están y con qué cuentan y podrán tomar decisiones inteligentes alineadas al proyecto empresarial a corto, mediano y largo plazo.
Y para concluir, tal vez haciendo especial hincapié en la importancia del contenido del párrafo anterior, me resulta oportuno citar las palabras de Drucker: “La planificación a largo plazo no es pensar en las decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes”.
Ese es efectivamente el espíritu de este programa: permitirnos poner luz sobre lo que tenemos para tomar acción sobre lo que necesitamos, en función de los objetivos del negocio y la visión a largo plazo.
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